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08 mayo 2016

CARTA PASTORAL N° 8
Monseñor
Mariano Parra 





MARIANO JOSÉ PARRA SANDOVAL
OBISPO DE CIUDAD GUAYANA

A los Sacerdotes, Religiosos y Religiosas, Diáconos Permanentes, Seminaristas, Catequistas, Comunidades Cristianas Parroquiales, todos los fieles católicos de esta Iglesia Particular y a todas las personas de buena voluntad.


Salud y bendición al inicio de este nuevo año 2016. Que el Señor, que nació pobre, excluido y débil en un portal de Belén. nos bendiga y nos acompañe en este Nuevo Año en el cual el Papa Francisco nos convoca a la celebración del Año Santo de la Misericordia.

Con esta carta pastoral quiero invitarlos a todos a reflexionar sobre lo que esta celebración significa para cada uno de nosotros a fin de comprometernos de lleno en vivir la misericordia en nuestra Iglesia Diocesana. Y para eso es necesario que volvamos nuestra mirada a la realidad que vivimos en nuestro país.

Triste y agobiante realidad

"Al ver a la muchedumbre, Cristo sintió compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor" (Mateo 9,36)

1.-“Vejados y abatidos”. Difícilmente se pueden encontrar otros calificativos que definan mejor la situación actual de las familias venezolanas: Vejación o humillación es lo que experimentan las madres que tienen que hacer colas interminables para conseguir algo de alimento para sus hijos. Colas en las que se induce al enfrentamiento del pueblo contra el pueblo. Vejación es lo que sufren los trabajadores de nuestra tierra cuando a cambio de largas jornadas de sudor reciben un salario que no les garantiza una vida digna. Al día de hoy, hacen falta más de siete salarios mínimos para que una familia tipo se pueda sostener dignamente.

2.-Vejación es lo que vivimos todos los venezolanos cuando vemos el progresivo deterioro de los hospitales, el calvario que supone conseguir cualquier medicina, el colapso de casi todos los servicios públicos; es la educación deficiente que se imparte en nuestras escuelas y liceos. Una gran mayoría de estas instalaciones se encuentran en una deplorable ruina, con muchas deficiencias pedagógicas y sin materiales.

3.-Vejación es el abatimiento que se ha adueñado de nuestro pueblo porque los padres no saben si sus hijos regresarán a casa o caerán asesinados en cualquier esquina. Venezuela se ha convertido en los últimos años en el segundo país más violento del mundo. Vejación es la esclavitud infantil, que afecta a varias decenas de miles de niños venezolanos que no pueden estudiar pues deben dedicarse a trabajos forzados. A ella hay que sumar otras esclavitudes modernas, como la trata de mujeres. Vejaciones son las múltiples violaciones  a los derechos humanos, como son las represiones contra las manifestaciones pacíficas o la existencia de presos políticos y las represalias contra personas e instituciones disidentes.

4.-Todo esto ha llevado a una descomposición social nunca vista en nuestro pueblo, que tiene su rostro más evidente en la corrupción que lo impregna todo: desde las más altas esferas del poder hasta las relaciones cotidianas están signadas por este pecado social. Algunos expertos hablan ya de que Venezuela se parece cada día más a un "Estado fallido" en el que las instituciones democráticas lejos de cumplir su función, amparan a la misma corrupción que imponen por la ley de la violencia y el amedrentamiento.

5.-Nosotros, como Iglesia, no podemos silenciar tanto dolor, tanto abatimiento porque son muchos los que nos miran esperando una palabra de aliento y compasión.
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6.-San Juan Pablo II hablaba de una cultura de muerte, caracterizada por una verdadera guerra de los poderosos contra los débiles. Francisco añade que se trata de una cultura del descarte en la que se elimina a los que no son útiles según la mentalidad materialista que hoy predomina en el mundo, incluida Venezuela.

7.-Sin embargo, Jesucristo eligió a los más pequeños y pobres para ser los depositarios de su Buena Nueva (Lc.4, 18 ss.) y convertirlos en sacramento de su presencia (Mt 25, 31-46) y jueces de nuestras vidas personales y colectivas. Ellos son el verdadero tesoro de la Iglesia y el camino para llegar a Dios.

No habrá solución mientras no ataquemos las verdaderas causas del problema

8.-En repetidas ocasiones la Iglesia, siguiendo la Verdad Revelada, nos indica que no debemos quedarnos sólo con los hechos o manifestaciones del mal, sino que hay que conocer sus causas para luchar contra ellas. La Conferencia Episcopal Venezolana, desde hace años, nos ha aportado mucha luz en el análisis de las causas de los problemas de nuestro pueblo. Teniendo en cuenta esto y lo que vamos descubriendo con nuestras propias comunidades cristianas, nos damos cuenta de que entre las principales causas de estos males están las siguientes:

9.-Una crisis moral, cultural y espiritual. Los venezolanos hemos ido optando por formas de vida personal y colectiva cada vez más alejadas de la ley natural y del Evangelio de Jesús. Y toda opción tiene sus consecuencias. Hemos elegido vivir de acuerdo a patrones materialistas, hedonistas e individualistas; nos hemos dejado seducir por la mal llamada viveza criolla o corrupción, el facilismo, la violencia, el consumo de alcohol y de drogas, la destrucción y ausencia-negación de la familia. Las últimas generaciones de venezolanos tienen introyectadas estas pautas de comportamiento, lo cual supone que el corazón de nuestra sociedad está gravemente enfermo.

10.- El problema económico que vivimos no viene por la caída abrupta de los precios del petróleo -lo cual sólo ha acelerado la descomposición- sino por la incapacidad manifiesta en la gerencia de los asuntos públicos y la corrupción que permea toda nuestra sociedad.

11.-Como venezolanos, y máxime como cristianos, tenemos que enfrentar nuestros males seculares. Desde principios del siglo XX, Venezuela siguió un modelo de desarrollo basado en la renta petrolera y en el desprestigio de la cultura del trabajo y la honradez. Tampoco hicimos nada por cambiar una estructura social terriblemente injusta, donde una minoría podía tener un tren de vida absolutamente escandaloso despilfarrando los bienes patrios, mientras la mayoría tenía que trabajar para ellos en medio de la miseria y la humillación. Esto fue el caldo de cultivo para el populismo. Sin cambiar estos males atávicos saldremos de un problema y nos meteremos en otro.

12.-De esto se deduce que el objetivo es construir un futuro inmediato distinto también al pasado. La solución la tenemos entre todos, sin volver a confiar en mesianismos políticos. Para lo cual hay que aprender tanto de lo que de Solidaridad hay en nuestra historia, como  también de otras experiencias de pueblos que han luchado pacíficamente para vencer la explotación y construir Justicia. Pero, el centro de la nueva estructura social y política tienen que ser los más pobres, los que llevan el peso de esta y de todas las crisis. Cada medida, cada paso, cada decisión que se tome tiene que estar condicionada por esta premisa.

13.-Entre este conjunto de causas de nuestros males, hay una que nos afecta como Iglesia de Jesús. Tenemos que ser autocríticos: ¿qué hemos hecho los católicos en las últimas décadas? Creo que no lo suficiente para provocar un cambio sustancial de la sociedad, tal y como nos demandan la multitud de pobres que se sienten como ovejas sin pastor. Sobre todo porque en Venezuela no hemos formado un laicado adulto y organizado que cumpla con su misión específica que es transformar las realidades temporales, tal y como indica el Vaticano II y todo el Magisterio posterior. Seguimos teniendo comunidades hiperclericalizadas, centradas en temas intraeclesiales, que no responden a la tarea que el Papa Francisco ha pedido a la Iglesia. El laicado venezolano ha sido formado para ser un auxiliar del clero y esto no es lo que enseña el Evangelio ni la Iglesia.

Tiempo de Gracia, tiempo de Misericordia

14.-"Por lo demás, sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman" (Romanos 8, 28). Esta verdad revelada no es una invitación a la desidia o a la pasividad. Con ella, el Espíritu Santo nos está diciendo que en todo debemos descubrir la presencia amorosa de Papá Dios y un llamado específico. Esta hora aciaga para nuestro pueblo también es tiempo de Gracia, es oportunidad para construir un futuro distinto y en Comunión, es interpelación al compromiso activo del laicado venezolano.

15.-No somos "profetas de desgracias" sino anunciadores del nuevo amanecer. Animados por el Papa Francisco que ha convocado el "Jubileo extraordinario de la Misericordia" y siguiendo algunas de las indicaciones de su Bula "Misericordiae Vultus", considero que debemos llamar no sólo a los católicos, sino a toda persona de buena voluntad, más allá de la ideología o religión que tenga, para unirnos en un conjunto de acciones básicas que proponemos para la renovación de Venezuela y Guayana:

16.- “Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre” nos dice el Papa Francisco. Desde el comienzo de la historia de la salvación Dios se nos presenta como “compasivo y misericordioso, lento a la ira, y pródigo en amor y fidelidad” (Ex. 34,6). Y en medio de este panorama no muy halagador, se convierte el Señor en “fuente de alegría, de serenidad y de paz”. Y en medio de estas circunstancias tan dolorosa de nuestro pueblo, la Iglesia “Esposa de Cristo prefiere usar la medicina de la misericordia y no empuñar las armas de la severidad”. (San Juan XXIII.- Discurso de Apertura del Conc. Vat. II) El bálsamo de la misericordia debe llegar a todos, creyentes y lejanos, “como signo del Reino de Dios que está ya presente en medio de nosotros” (MV 5). La misericordia no es algo abstracto sino una realidad concreta con la cual Dios Padre “revela su amor, que es como el de un padre o una madre que se conmueven en lo más profundo de sus entrañas por el propio hijo”. Por lo tanto, la misericordia debe convertirse “en el criterio para saber quiénes son realmente sus verdaderos hijos” (MV 9).

17.- Quizás alguno puede pensar que en estos momentos es más importante trabajar por la justicia y que no es el momento para la misericordia. El Papa Francisco nos dice al respecto: “No será inútil en este contexto recordar la relación existente entre justicia y misericordia. No son dos momentos contrastantes entre sí, sino dos dimensiones de una única realidad que se desarrolla progresivamente hasta alcanzar su ápice en la plenitud del amor… Ante la visión de una justicia como mera observancia de la ley que juzga, dividiendo las personas en justos y pecadores, Jesús se inclina a mostrar el gran don de la misericordia que busca a los pecadores para ofrecerles el perdón y la salvación.”(MV 20)La misericordia no es contraria a la justicia sino que expresa el comportamiento de Dios hacia el pecador, ofreciéndole una ulterior posibilidad para examinarse, convertirse y creer.” (MV 21)

Nuestro Compromiso

18.- Ante todo esto los invito en este año Santo de la Misericordia a concretizar esta realidad de nuestra fe en los siguientes puntos:

19.-Conversión personal y comunitaria. Proponemos que todos los creyentes intensifiquemos nuestra súplica a Dios por la renovación de nuestras vidas y de nuestro pueblo. Pidamos un cambio sustancial, que llegue  al abandono de todo lo que ofende al Señor. “Para ser capaces de misericordia, entonces, debemos en primer lugar colocarnos a la escucha de la Palabra de Dios. Esto significa recuperar el valor del silencio para meditar la Palabra que se nos dirige. De este modo es posible contemplar la misericordia de Dios y asumirla como propio estilo de vida.” (MV 13)

20.- Aquí quisiera proponerles las palabras del Papa Francisco a fin de que sean reflexionadas individual y comunitariamente: “Mi invitación a la conversión se dirige con mayor insistencia a aquellas personas que se encuentran lejanas de la gracia de Dios debido a su conducta de vida… Por vuestro bien, os pido cambiar de vida. Os lo pido en el nombre del Hijo de Dios que si bien combate el pecado nunca rechaza a ningún pecador. No caigáis en la terrible trampa de pensar que la vida depende del dinero y que ante él todo el resto se vuelve carente de valor y dignidad. Es solo una ilusión. No llevamos el dinero con nosotros al más allá. El dinero no nos da la verdadera felicidad.” (MV 19)

21.- “La misma llamada llegue también a todas las personas promotoras o cómplices de corrupción. Esta llaga putrefacta de la sociedad es un grave pecado que grita hacia el cielo pues mina desde sus fundamentos la vida personal y social.” (MV 19)

22.-Poner en el centro de la vida personal, familiar y social a las víctimas que hemos generado: los desempleados y los explotados, los niños esclavos (mal llamados trabajadores), las familias a las que les han asesinado un familiar, las madres que hacen colas, los jóvenes atrapados en cualquier tipo de dependencia...A nivel familiar, comunitario y político, toda decisión que se tome debiera estar encabezada por esta pregunta: ¿esto sirve a los pobres o se sirve de los pobres? Y obrar en consecuencia.

23.- Francisco nos dice: “En este Jubileo la Iglesia será llamada a curar aún más estas heridas, a aliviarlas con el óleo de la consolación, a vendarlas con la misericordia y a curarlas con la solidaridad y la debida atención. No caigamos en la indiferencia que humilla, en la habitualidad que anestesia el ánimo e impide descubrir la novedad, en el cinismo que destruye. Abramos nuestros ojos para mirar las miserias del mundo, las heridas de tantos hermanos y hermanas privados de la dignidad, y sintámonos provocados a escuchar su grito de auxilio. Nuestras manos estrechen sus manos, y acerquémoslos a nosotros para que sientan el calor de nuestra presencia, de nuestra amistad y de la fraternidad. Que su grito se vuelva el nuestro y juntos podamos romper la barrera de la indiferencia que suele reinar campante para esconder la hipocresía y el egoísmo.”(MV 15)

24.- Pido a todos los párrocos creen la Caritas Parroquial y que éstas organicen bancos de ropa, comida, medicinas y útiles escolares; que promuevan la colaboración con la Fundación "Me Diste de Comer" que atiende varios comedores populares en nuestra región, el Asilo de Ancianos y enfermos de SIDA que llevan las Hermanas Misioneras de la Caridad de Teresa de Calcuta, la Casa Hogar “Miguel Magone” y la Casa Hogar “Madre Emilia”.

25.- Los invito a dar prioridad a la lucha contra la violencia y sus causas, para lo cual hay que generar una cultura de apoyo a estas víctimas, a la vez que denunciar a los responsables políticos, judiciales y policiales que no hacen nada positivo para acabar con esta lacra. La violencia nos deshumaniza. Solo aporta a nuestra existencia angustias aterradoras.

26.-Les pido colaborar y apoyar el trabajo de la Fundación por la Dignidad Sagrada de la Persona, formada sobre todo por familiares de víctimas de la violencia. Asistamos a sus actos de denuncia y arropemos con nuestra fraternidad a los huérfanos y viudas. Promovamos también toda campaña que vaya en contra de la violencia como la Campaña de "No a la impunidad".

27.-Debemos trabajar por la Defensa de los Derechos Humanos, que siguen siendo pisoteados hoy como lo fueron en el pasado. Denunciemos la dilatación de los juicios, la corrupción policial y judicial, la existencia de presos políticos y sindicales...Como Iglesia ofrecemos a todos los guayacitanos los servicios de la Vicaría de Derechos Humanos "Humana Dignitas" que pido se fortalezca con nuevos programas en este Año Santo.

28.-Los exhorto a Cultivar la formación de un laicado adulto y organizado que se capacite para vivir su vocación propia que es "la índole secular" (ChL 15) y no el ser monaguillo del sacerdote; de este modo, serán protagonistas de los cambios necesarios para el bien común y no simples espectadores que se dejan llevar por unos u otros. Le pido a la Escuela de Teología “Agnus Dei” que proyecte la creación de una Escuela de Doctrina Social de la Iglesia diocesana a partir de enero de 2016, como herramienta fundamental para esa transformación.

29.-Luchemos contra la corrupción que invade todos los estratos y ámbitos de la sociedad. Debemos crear una cultura de tolerancia cero contra este mal endémico de nuestro pueblo que se ha agravado como nunca en estos últimos años. Me parece importante invitar a todos los guayacitanos a denunciar cualquier tipo de corrupción y romper el silencio en el que se amparan los corruptos. Recordemos las palabras del Papa Francisco: “La corrupción impide mirar el futuro con esperanza porque con su prepotencia y avidez destruye los proyectos de los débiles y oprime a los más pobres. Es un mal que se anida en gestos cotidianos para expandirse luego en escándalos públicos. La corrupción es una obstinación en el pecado, que pretende sustituir a Dios con la ilusión del dinero como forma de poder.” (MV 19)

30.-Promovamos los cambios sociales y políticos a través de la organización de los venezolanos; puede ser en grupos vecinales, culturales, apostólicos o políticos. Lo importante es que nadie se quede aislado. Una sociedad articulada a través del asociacionismo activo es la única salida al totalitarismo del Estado y del Mercado. Invito a todos nuestros fieles y a las personas de buena voluntad a que se organicen en grupos donde se dialoguen estos problemas y se planteen acciones solidarias.

31.-Considero que hay que exigirle al Gobierno de la Nación un cambio sustancial en su desempeño. Tiene que escuchar el clamor de nuestro pueblo y no puede seguir buscando enemigos externos para justificar los problemas que sufrimos. No podemos aceptar que el Gobierno vaya a gastar millones de dólares en la compra de aviones de guerra, mientras hay tantas necesidades vitales en nuestro pueblo y, especialmente, en nuestros hermanos más empobrecidos.

32.- Pido a la Pastoral Social que a través de sus programas de la Pastoral Carcelaria y Pastoral de la Salud implementen acciones que permitan vivir las obras de misericordia con nuestros hermanos enfermos y privados de libertad.

33.-No son tiempos para la improvisación ni para la desesperación. Son tiempos de Gracia, de oportunidad para construir la Venezuela que el Señor, la Historia y los empobrecidos nos están demandando. Les llamo, les urjo, a que en oración sincera y humilde nos organicemos para luchar contra la cultura del descarte, que tiene raíces culturales, políticas y económicas, que debemos estudiar y desenmascarar. De este análisis, guiado por la Doctrina Social de la Iglesia, nacerán acciones concretas, siempre pacíficas.

Conclusión

34.- Finalmente les comunico los sitios donde se podrá ganar las indulgencias en este Año Santo de la Misericordia: la Pro Catedral Nra. Sra. de Fátima, La Parroquia San Buenaventura, la Parroquia San Antonio de Padua de Upata, la Parroquia Nra. Sra. del Rosario de Guasipati y la Cuasi Parroquia Jesús de la Divina Misericordia de las Amazonas. De modo excepcional también se ganarán indulgencias en la Capilla del Monasterio Nra. Sra. de Guadalupe de las Hermanas Brígidas de clausura.

35.- Agradezco a mis hermanos sacerdotes que expliquen lo que significan las indulgencias y cómo ganarlas de acuerdo a lo que el Santo Padre nos indica en su Bula Convocatoria “Misericordiae Vultus”

36.- Pido para todos nosotros la bendición de nuestra patrona la Inmaculada Concepción del Caroní, Testigo y Animadora de nuestra fe y Madre de la Misericordia. Junto con ella nos esforzaremos por vivir con entusiasmo, valor y coraje este Año Santo de la Misericordia a fin de ir creciendo en la madurez de nuestra fe como es propio de un pueblo llamado a la santidad y así “podamos redescubrir la alegría de la ternura de Dios”.

Los bendigo de todo corazón con afecto paternal.

En Ciudad Guayana, a los 03 días del mes de Enero de 2016, Segundo Domingo después de Navidad.


24 junio 2013

Santa Teresa de los Andes

Santa Teresa de Jesús "De los Andes" (1900-1920)
Virgen, Carmelita Descalza
La joven  glorificada en la Iglesia con el título de Santa, es un profeta de Dios para los hombres y mujeres de nuestro tiempo.

TERESA DE JESUS DE LOS ANDES, con el ejemplo de su vida, pone ante nuestros ojos el evangelio de Cristo, encarnado y llevado a la práctica hasta las últimas exigencias.
Ella es para la humanidad una prueba indiscutible de que la llamada de Cristo a ser santos, es actual, posible y verdadera.
 
Ella se levanta ante nuestros ojos para demostrar que la radicalidad del seguimiento de Cristo es lo único que vale la pena y lo único que hace feliz al hombre.
 
Teresa de Los Andes, con el lenguaje de su intensa vida, nos confirma que Dios existe, que Dios es amor y alegría, que El es nuestra plenitud.
 
Nació en Santiago de Chile el 13 de julio de 1900. En la pila bautismal fue llamada Juana Enriqueta Josefina de los Sagrados Corazones Fernández Solar. Familiarmente se la conocía, y todavía se la conoce hoy, con el nombre de Juanita.
 
Su niñez se desarrolló normalmente en el seno familiar: sus padres, don Miguel Fernández y Lucía Solar; sus tres hermanos y dos hermanas; el abuelo materno, tíos, tías y primos.
La familia gozaba de muy buena posición económica y conservaba fielmente la fe cristiana, viviéndola con sinceridad y constancia.
J
Juana recibió su formación escolar en el colegio de las monjas francesas del Sagrado Corazón. Entre la vida estudiantil y la vida familiar se desarrolló su corta e intensa historia. A los catorce años de edad, inspirada por Dios, decidió consagrarse a El como religiosa, en concreto, como carmelita descalza.
 
Su deseo se realizó el 7 de mayo de 1919, cuando ingresó en el pequeño monasterio del Espíritu Santo en el pueblo de Los Andes, a unos 90 kms. de Santiago.
 
El 14 de octubre de ese mismo año vistió el hábito de carmelita, iniciando así su noviciado con el nombre de Teresa de Jesús. Sabía desde mucho antes que moriría joven. Más aún, el Señor se lo había revelado, pues ella misma lo comunicó a su confesor un mes antes de su partida.
 
Asumió esa realidad con alegría, serenidad y confianza. Segura de que continuaría en la eternidad su misión de hacer conocer y amar a Dios.
 
Después de muchas tribulaciones interiores e indecibles padecimientos físicos, causados por un violento ataque de tifus que acabó con su vida, pasó de este mundo al Padre al atardecer del 12 de abril de 1920. Había recibido con sumo fervor los santos sacramentos de la Iglesia y el 7 de abril había hecho la profesión religiosa en el artículo de la muerte. Aún le faltaban 3 meses para cumplir los 20 años de edad y 6 meses para acabar su noviciado canónico y poder emitir jurídicamente su profesión religiosa. Murió como novicia carmelita descalza.
 
Esa es toda la trayectoria externa de esta joven santiaguina. Desconcierta, y crece en nosotros el gran interrogante: ¿y qué hizo? Para tal pregunta hay una respuesta igualmente desconcertante: Vivir, creer, amar.
 
Cuando los discípulos preguntaron a Jesús qué debían hacer para vivir según Dios quiere, El respondió: "La obra de Dios es que creáis en quien El ha enviado" (Jn. 6, 28-29). Por lo tanto, para conocer el valor de la vida de Juanita, es necesario mirar hacia dentro, donde está el Reino de Dios.
Ella despertó a la vida de la gracia siendo todavía muy niñita. Asegura que a los seis años atraída por Dios empezó a volcar su afectividad totalmente en El.
 
"Cuando vino el terremoto de 1906, al poco tiempo fue cuando Jesús principió a tomar mi corazón para sí" (Diario, n. 3, p. 26). Juanita poseyó una enorme capacidad de amar y ser amada junto con una extraordinaria inteligencia. Dios le hizo experimentar su presencia, la cautivó con su conocimiento y la hizo suya a través de las exigencias de la cruz. Conociéndolo, lo amó; y amándolo se entregó a El con radicalidad.
 
Desde niña comprendió que el amor se demuestra con obras más que con palabras, por eso lo tradujo en todos los actos de su vida, empezando por la raíz. Se miró con ojos sinceros y sabios y comprendió que para ser de Dios era necesario morir a sí misma y a todo lo que no fuera El.
Su naturaleza era totalmente contraria a la exigencia evangélica: orgullosa, egoísta, terca, con todos los defectos que esto supone. Como nos sucede a todos. Pero lo que ella hizo, a diferencia nuestra, fue librar batalla encarnizada contra todo impulso que no naciera del amor.
 
A los 10 años era una persona nueva. La motivación inmediata fue el Sacramento de la Eucaristía que iba a recibir. Comprendiendo que nada menos que Dios iba a morar dentro de ella, trabajó en adquirir todas las virtudes que la harían menos indigna de esta gracia, consiguiendo en poquísimo tiempo transformar su carácter por completo.
 
En la celebración de este sacramento recibió de Dios gracias místicas de locuciones interiores que luego se mantuvieron a lo largo de su vida. La inclinación natural hacia Dios, desde ese día se transformó en amistad, en vida de oración.
 
Cuatro años más tarde recibió interiormente la revelación que determinó la orientación de su vida: Jesucristo le dijo que la quería carmelita y que su meta debía ser la santidad.
 
Con la abundante gracia de Dios y con la generosidad de joven enamorada se dio a la oración, a la adquisición de las virtudes y a la práctica de la vida según el evangelio, de tal modo que en cortos años llegó a un alto grado de unión con Dios.
 
Cristo fue su ideal, su único ideal. Se enamoró de El, y fue consecuente hasta crucificarse en cada minuto por El. La invadió el amor esponsal y, por tanto, el deseo de unirse plenamente al que la había cautivado. Por eso a los 15 años hizo el voto de virginidad por 9 días, renovándolo después continuamente.
 
La santidad de su vida resplandeció en los actos de cada día en los ambientes donde se desarrolló su vida: la familia, el colegio, las amigas, los inquilinos con quienes compartía sus vacaciones y a quienes, con celo apostólico, catequizó y ayudó.
 
Siendo una joven igual a sus amigas, éstas la sabían distinta. La tomaron por modelo, apoyo y consejera. Juanita sufrió y gozó intensamente, en Dios, todas las penas y alegrías con que se encuentra el hombre.
 
Jovial, alegre, simpática, atractiva, deportista, comunicativa. En los años de su adolescencia alcanzó el perfecto equilibrio síquico y espiritual, fruto de su ascesis y de su oración. La serenidad de su rostro era reflejo de Aquel que en ella vivía.
 
Su vida monacal desde el 7 de mayo de 1919 hasta su muerte fue el último peldaño de su ascensión a la cumbre de la santidad. Sólo once meses fueron suficientes para consumar su vida totalmente cristificada.
 
Muy pronto la comunidad descubrió en ella un paso de Dios por su historia. En el estilo de vida carmelitano-teresiano, la joven encontró plenamente el cauce para derramar más eficazmente el torrente de vida que ella quería dar a la Iglesia de Cristo. Era el estilo de vida que, a su modo, había vivido entre los suyos, y para el cual había nacido. La Orden de la Virgen María del Monte Carmelo colmó los deseos de Juanita al comprobar que la Madre de Dios, a quien amó desde niña, la había traído a formar parte de ella.
 
Fue beatificada en Santiago de Chile por Su Santidad Juan Pablo II, el día 3 de abril de 1987. Sus restos son venerados en el Santuario de Auco-Rinconada de Los Andes por miles de peregrinos que buscan y encuentran en ella el consuelo, la luz y el camino recto hacia Dios.
 
Santa Teresa de Jesús De los Andes es la primera Santa chilena, la primera Santa carmelita descalza fuera de las fronteras de Europa y la cuarta Santa Teresa del Carmelo tras las Santas Teresas de Avila, de Florencia y de Lisieux.
 
Sus Milagros
El Bombero Resucitado
El día 4 de diciembre de 1983, el voluntario de la Sexta Compañía de Bomberos de Santiago, Héctor Uribe Carrasco, cae desde una techumbre durante un incendio. Sufre un golpe eléctrico de un cable de 380 voltios, quedando completamente inconsciente y según decían los médicos, con un edema pulmonar, un edema cerebral y ninguna posibilidad de vida, pues estaba clínicamente muerto.
 
Ante esta angustiosa situación, su madre, Señora Olga Carrasco de La Vega, aconsejada por un voluntario amigo del accidentado, decidió ir hasta la Cripta de Sor Teresa, para implorar por la vida de su hijo. La súplica la hizo en la Capilla, acompañada de varios voluntarios y amigos de Héctor, el día 7 de diciembre, es decir, 3 días después del accidente.
 
Según testimonio de la mamá y de los amigos, desde entonces empezó a dar señal de recuperación hasta quedar totalmente restablecido.
 
Los médicos están sorprendidos. El joven vive. Es un resucitado a instancias de Teresita.
Los antecedentes del caso son enviados a Roma. De miles de milagros y favores concedidos y adjudicados a la intercesión de Sor Teresita, es éste el que el consejo de teólogos aprueba en el paso final del proceso y que llevó a Teresita a la gloria de los altares.
 
Para iniciar el proceso de Canonización, debe producirse otro milagro después de la Beatificación.
 
La Estudiante Resucitada
El día 7 de diciembre de 1988, varias alumnas del Colegio Las Condes, Institución Teresiana, en el paseo de fin de año escolar, se reunieron para pasar el día. La alumna Marcela Antúnez Riveros, bañándose en la piscina del estadio del Banco Chile sufrió asfixia por inmersión. Fue sacada del agua después de al menos 5 minutos cianótica y sin ningún signo vital.
 
Mientras la someten a la prácticas de reanimación, dos apoderados y un grupo de alumnas piden fervorosamente la intervención de Santa Teresa y, con asombro de los médicos de la clínica Alemana, que a la vista de la ficha médica temían daño cerebral irreversible, se recuperó rápidamente.
 
Por precaución la retienen 3 días más en la clínica, saliendo de ella sin la más mínima lesión cerebral, ni traumas, siendo -los años siguientes- una alumna destacada en sus estudios.
 
Realizado canónicamente el proceso en el Arzobispado de Santiago con las declaraciones de los testigos y de los médicos y llevada a Roma las actas del proceso, los médicos peritos del Vaticano declararon que la recuperación total de la niña no tiene explicación científica. Por eso, la
 
Congregación de los Santos aprobó el milagro para proceder a la Canonización.
 

22 junio 2013

La Providencia de Dios


Existen diferentes creencias de la predestinación, pero ante esa disciplina, la enseñanza católica nos recuerda que la providencia de Dios se manifiesta desde el principio mismo de la creación del universo. Dios no quiso crearlo perfecto y completo en sí mismo. Quiso crear un universo en evolución constante, un universo en marcha permanente. Los científicos, que estudian la evolución de las especies hasta el hombre, están de acuerdo en afirmar que se dieron las condiciones adecuadas para el desarrollo de la vida de animales superiores. La historia de la evolución de la tierra es única, cualquier otra alternativa hubiera podido desembocar en un fracaso o en una esterilidad completa. Así que no cayendo en ideas raras, que el destino del hombre ya está escrito, debemos pensar en la conjugación del tiempo, entre el ayer que pasó y el futuro que no sabemos, pero saber construir un excelente presente. El  Evangelio habla claramente de vivir el “momento presente”: no darle vueltas al pasado, sino abandonarse en Dios y su misericordia. No atormentarse por el mañana, sino confiarlo a su providencia. Santa Teresita del Niño Jesús afirmaba: «Sólo me guía el abandono, ¡no tengo otra brújula!».

La preocupación jamás ha resuelto ningún problema. Lo que resuelve problemas es la confianza, la fe. «Pues si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa al horno, Dios así la viste, ¿no lo hará mucho más con vosotros, hombres de poca fe?» (Mt 6,30), dice Jesús.

La vida no es por sí misma demasiado problemática, es el hombre quien carece de fe… La existencia no siempre es fácil. A veces es pesada; con frecuencia nos sentimos heridos y escandalizados por lo que sucede en nuestra vida o en la de los demás. Pero afrontemos todo esto con fe e intentemos vivir, día tras día, con la confianza en que Dios cumplirá sus promesas. La fe nos llevará a la salvación. 

«No os preocupéis del mañana: el mañana se preocupará de sí mismo. Cada día tiene bastante con su propio mal» (Mt 6,34). ¿Qué quiere decir esto? Hoy, busca vivir de manera justa, según la lógica del Reino, en la confianza, la sencillez, la búsqueda de Dios, el abandono. Y Dios se ocupará del resto…

Día a día. Es muy importante. Lo que nos agota a menudo son todas esas vueltas al pasado y el miedo al futuro; mientras que cuando vivimos en el momento presente, de manera misteriosa, encontramos la fuerza. Lo que tengo que vivir hoy, tengo la gracia para vivirlo. Si mañana debo hacer frente a situaciones más difíciles, Dios incrementará su gracia. La gracia de Dios se da al momento, día a día. Vivir el momento presente supone aceptar la debilidad: renunciar a rehacer el pasado o dominar el futuro, contentarse con el presente.

San Ignacio de Loyola (1491-1556),  fundador de la Compañía de Jesús 
Ejercicios espirituales, 233-234

“Todo esto se os dará por añadidura”
    Contemplación para alcanzar amor

    Primero conviene advertir dos cosas:
La primera es que el amor se debe poner más en las obras que en las palabras. La segunda: el amor consiste en un comunicarse de las dos partes, es a saber, en dar y comunicar el amante al amado lo que tiene, o de lo que tiene o puede y así por el contrario el amado al amante: de manera que si el uno tiene ciencia, dar al que no la tiene, si honores, riquezas y así el otro al otro.
  
    Primer preámbulo es composición: que es aquí ver cómo estoy delante de Dios nuestro Señor, de los ángeles, de los santos interpelantes por mi.
El segundo: pedir lo que quiero, será aquí pedir conocimiento interno de tanto bien recibido para que yo, enteramente reconociendo pueda en todo amar y servir a su divina majestad.

    El primer punto es traer a la memoria los beneficios recibidos de creación, redención y dones particulares, ponderando con mucho afecto cuánto ha hecho Dios nuestro Señor por mi y cuánto me ha dado de lo que tiene, y “consequenter” el mismo Señor desea dárseme en cuanto puede, según su ordenación divina. Y con esto reflectar en mi mismo, considerando con mucha razón y justicia en lo que yo debo de mi parte ofrecer y dar a la su divina majestad, es a saber, todas mis cosas y a mi mismo con ellas, así como quien ofrece afectándose mucho: “Tomad, Señor y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi hacer y poseer: Vos me lo disteis a Vos, Señor, lo torno. Todo es vuestro, disponed de todo a vuestra voluntad; dadme vuestro amor y gracia que ésta me basta”.   

21 junio 2013

Los Ojos son la lámpara de la persona


Hoy, Nuestro Señor Jesucristo, nos dice en el Evangelio de la misa que «la lámpara del cuerpo es el ojo» (Mt 6,22). Santo Tomás entiende que con esto —al hablar del ojo— Jesús se refiere a la intención del hombre. Cuando la intención es recta, lúcida, encaminada a Dios, todas nuestras acciones son brillantes, resplandecientes; pero cuando la intención no es recta, ¡que grande es la oscuridad! (cf. Mt 6, 23).

Nuestra intención puede ser poco recta por malicia, por maldad, pero más frecuentemente lo es por falta de sensatez. Vivimos como si hubiésemos venido al mundo para amontonar riquezas y no tenemos en la cabeza ningún otro pensamiento. Ganar dinero, comprar, disponer, tener. Queremos despertar la admiración de los otros o tal vez la envidia. Nos engañamos, sufrimos, nos cargamos de preocupaciones y de disgustos y no encontramos la felicidad que deseamos. Jesús nos hace otra propuesta: «Amontonen más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben» (Mt 6,20). El cielo es el granero de las buenas acciones, esto sí que es un tesoro para siempre.

Seamos sinceros con nosotros mismos, ¿en qué empleamos nuestros esfuerzos, cuáles son nuestros afanes? Ciertamente, es propio del buen cristiano estudiar y trabajar honradamente para abrirse paso en el mundo, para sacar adelante la familia, asegurar el futuro de los suyos y la tranquilidad de la vejez, trabajar también por el deseo de ayudar a los otros... Sí, todo esto es propio de un buen cristiano. Pero si aquello que tú buscas es tener más y más, poniendo el corazón en estas riquezas, olvidándote de las buenas acciones, olvidándote de que en este mundo estamos de paso, que nuestra vida es una sombra que pasa, ¿no es cierto que —entonces— tenemos el ojo oscurecido? Y si el sentido común se enturbia, «¡qué oscuridad habrá!» (Mt 6,23).

20 junio 2013

La Oración del Señor


Hoy en la misa, encontramos en la primera lectura de la misa de hoy encontramos una gran enseñanza, la de los "súper-apóstoles"

1.1 San Pablo no encontró las cosas fáciles en la misión evangelizadora en Grecia, antes bien tenía la presencia de otras creencias cercanas al cristianismo, pero engañadoras. Así que entra en competencia con otros predicadores y con otras ofertas, tentadoras a la gente de estas comunidades
1.2 Era una situación esperable, dada la tremenda afición de aquellos griegos para estar pendientes de novedades, curiosidades y todo tipo de historias con tal de que fueran amables al oído.

1.3 Esta propensión a lo curioso y al último chisme hacía de los corintios presa fácil de un amplio espectro de embaucadores y mamarrachos que, para ganarse discípulos, se jactaban de su ciencia profunda y de sus poderes maravillosos.

1.4 Pablo entonces acepta el reto pero le da la vuelta. Su "ciencia" es ante todo la de la Cruz, donde nada parece comprensible ni amable a nuestra inteligencia; sus "poderes" son especialmente sus dolores y padecimientos por razón de amor a Dios y a los discípulos.

1.5 Y así, con un toque de ironía, nos ha dejado un retrato conmovedor de sus sufrimientos en la causa del Evangelio. Un ejemplo, que más allá de las salvedades corintias, San Pablo, demuestra claramente el espejo de cuánto puede el amor en un genuino servidor de Cristo.

2. En el Evangelio disfrutamos la oración del Señor

2.1 ¡Hoy nos ha correspondido el evangelio del Padre Nuestro! Ocasión preciosa para repasar la presentación que de esta plegaria nos hace el Catecismo de la Iglesia Católica, promulgado en el pontificado del beato Juan Pablo II. El gran punto de partida es que se trata de la oración "dominical", expresión tomada del latín y que significa: "del Señor".

2.2 Transcribimos apartes de los números 2762 a 2772. Conservamos aquí sin embargo nuestra propia numeración.

3. Corazón de las Sagradas Escrituras

3.1 Después de haber expuesto cómo los salmos son el alimento principal de la oración cristiana y confluyen en las peticiones del Padre Nuestro, San Agustín concluye: "Recorred todas las oraciones que hay en las Escrituras, y no creo que podáis encontrar algo que no esté incluido en la oración dominical" (ep. 130, 12, 22).

3.2 Toda la Escritura (la Ley, los Profetas, y los Salmos) se cumplen en Cristo (cf Lc 24, 44). El evangelio es esta "Buena Nueva". Su primer anuncio está resumido por San Mateo en el Sermón de la Montaña (cf. Mt 5-7). Pues bien, la oración del Padre Nuestro está en el centro de este anuncio. En este contexto se aclara cada una de las peticiones de la oración que nos dio el Señor:

3.3 La oración dominical es la más perfecta de las oraciones... En ella, no sólo pedimos todo lo que podemos desear con rectitud, sino además según el orden en que conviene desearlo. De modo que esta oración no sólo nos enseña a pedir, sino que también forma toda nuestra afectividad. (Santo Tomás de A., s. th. 2-2. 83, 9).

3.4 El Sermón de la Montaña es doctrina de vida, la oración dominical es plegaria, pero en uno y otra el Espíritu del Señor da forma nueva a nuestros deseos, esos movimientos interiores que animan nuestra vida. Jesús nos enseña esta vida nueva por medio de sus palabras y nos enseña a pedirla por medio de la oración. De la rectitud de nuestra oración dependerá la de nuestra vida en El.

4. "La oración del Señor"

4.1 La expresión tradicional "Oración dominical" [es decir, "oración del Señor"] significa que la oración al Padre nos la enseñó y nos la dio el Señor Jesús. Esta oración que nos viene de Jesús es verdaderamente única: ella es "del Señor". Por una parte, en efecto, por las palabras de esta oración el Hijo único nos da las palabras que el Padre le ha dado (cf Jn 17, 7): él es el Maestro de nuestra oración. Por otra parte, como Verbo encarnado, conoce en su corazón de hombre las necesidades de sus hermanos y hermanas los hombres, y nos las revela: es el Modelo de nuestra oración.

4.2 Pero Jesús no nos deja una fórmula para repetirla de modo mecánico (cf Mt 6, 7; 1 R 18, 26-29). Como en toda oración vocal, el Espíritu Santo, a través de la Palabra de Dios, enseña a los hijos de Dios a hablar con su Padre. Jesús no sólo nos enseña las palabras de la oración filial, sino que nos da también el Espíritu por el que éstas se hacen en nosotros "espíritu y vida" (Jn 6, 63). Más todavía: la prueba y la posibilidad de nuestra oración filial es que el Padre "ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: '¡Abbá, Padre!'" (Ga 4, 6). Ya que nuestra oración interpreta nuestros deseos ante Dios, es también "el que escruta los corazones", el Padre, quien "conoce cuál es la aspiración del Espíritu, y que su intercesión en favor de los santos es según Dios" (Rm 8, 27). La oración al Padre se inserta en la misión misteriosa del Hijo y del Espíritu.

@milesuseche


Jesús Enséñanos a ORAR


Hoy en la misa, encontramos en la primera lectura de la misa de hoy encontramos una gran enseñanza, la de los "súper-apóstoles"

1.1 San Pablo no encontró las cosas fáciles en la misión evangelizadora en Grecia, antes bien tenía la presencia de otras creencias cercanas al cristianismo, pero engañadoras. Así que entra en competencia con otros predicadores y con otras ofertas, tentadoras a la gente de estas comunidades
1.2 Era una situación esperable, dada la tremenda afición de aquellos griegos para estar pendientes de novedades, curiosidades y todo tipo de historias con tal de que fueran amables al oído.

1.3 Esta propensión a lo curioso y al último chisme hacía de los corintios presa fácil de un amplio espectro de embaucadores y mamarrachos que, para ganarse discípulos, se jactaban de su ciencia profunda y de sus poderes maravillosos.

1.4 Pablo entonces acepta el reto pero le da la vuelta. Su "ciencia" es ante todo la de la Cruz, donde nada parece comprensible ni amable a nuestra inteligencia; sus "poderes" son especialmente sus dolores y padecimientos por razón de amor a Dios y a los discípulos.

1.5 Y así, con un toque de ironía, nos ha dejado un retrato conmovedor de sus sufrimientos en la causa del Evangelio. Un ejemplo, que más allá de las salvedades corintias, San Pablo, demuestra claramente el espejo de cuánto puede el amor en un genuino servidor de Cristo.

2. En el Evangelio disfrutamos la oración del Señor

2.1 ¡Hoy nos ha correspondido el evangelio del Padre Nuestro! Ocasión preciosa para repasar la presentación que de esta plegaria nos hace el Catecismo de la Iglesia Católica, promulgado en el pontificado del beato Juan Pablo II. El gran punto de partida es que se trata de la oración "dominical", expresión tomada del latín y que significa: "del Señor".

2.2 Transcribimos apartes de los números 2762 a 2772. Conservamos aquí sin embargo nuestra propia numeración.

3. Corazón de las Sagradas Escrituras

3.1 Después de haber expuesto cómo los salmos son el alimento principal de la oración cristiana y confluyen en las peticiones del Padre Nuestro, San Agustín concluye: "Recorred todas las oraciones que hay en las Escrituras, y no creo que podáis encontrar algo que no esté incluido en la oración dominical" (ep. 130, 12, 22).

3.2 Toda la Escritura (la Ley, los Profetas, y los Salmos) se cumplen en Cristo (cf Lc 24, 44). El evangelio es esta "Buena Nueva". Su primer anuncio está resumido por San Mateo en el Sermón de la Montaña (cf. Mt 5-7). Pues bien, la oración del Padre Nuestro está en el centro de este anuncio. En este contexto se aclara cada una de las peticiones de la oración que nos dio el Señor:

3.3 La oración dominical es la más perfecta de las oraciones... En ella, no sólo pedimos todo lo que podemos desear con rectitud, sino además según el orden en que conviene desearlo. De modo que esta oración no sólo nos enseña a pedir, sino que también forma toda nuestra afectividad. (Santo Tomás de A., s. th. 2-2. 83, 9).

3.4 El Sermón de la Montaña es doctrina de vida, la oración dominical es plegaria, pero en uno y otra el Espíritu del Señor da forma nueva a nuestros deseos, esos movimientos interiores que animan nuestra vida. Jesús nos enseña esta vida nueva por medio de sus palabras y nos enseña a pedirla por medio de la oración. De la rectitud de nuestra oración dependerá la de nuestra vida en El.

4. "La oración del Señor"

4.1 La expresión tradicional "Oración dominical" [es decir, "oración del Señor"] significa que la oración al Padre nos la enseñó y nos la dio el Señor Jesús. Esta oración que nos viene de Jesús es verdaderamente única: ella es "del Señor". Por una parte, en efecto, por las palabras de esta oración el Hijo único nos da las palabras que el Padre le ha dado (cf Jn 17, 7): él es el Maestro de nuestra oración. Por otra parte, como Verbo encarnado, conoce en su corazón de hombre las necesidades de sus hermanos y hermanas los hombres, y nos las revela: es el Modelo de nuestra oración.

4.2 Pero Jesús no nos deja una fórmula para repetirla de modo mecánico (cf Mt 6, 7; 1 R 18, 26-29). Como en toda oración vocal, el Espíritu Santo, a través de la Palabra de Dios, enseña a los hijos de Dios a hablar con su Padre. Jesús no sólo nos enseña las palabras de la oración filial, sino que nos da también el Espíritu por el que éstas se hacen en nosotros "espíritu y vida" (Jn 6, 63). Más todavía: la prueba y la posibilidad de nuestra oración filial es que el Padre "ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: '¡Abbá, Padre!'" (Ga 4, 6). Ya que nuestra oración interpreta nuestros deseos ante Dios, es también "el que escruta los corazones", el Padre, quien "conoce cuál es la aspiración del Espíritu, y que su intercesión en favor de los santos es según Dios" (Rm 8, 27). La oración al Padre se inserta en la misión misteriosa del Hijo y del Espíritu.

19 junio 2013

La Renuncia
Andrés Eloy Blanco 1934 (PODA)

He renunciado a ti. No era posible
Fueron vapores de la fantasía;
son ficciones que a veces dan a lo inaccesible
una proximidad de lejanía.

Yo me quedé mirando cómo el río se iba
poniendo encinta de la estrella...
hundí mis manos locas hacia ella
y supe que la estrella estaba arriba...

He renunciado a ti, serenamente,
como renuncia a Dios el delincuente;
he renunciado a ti como el mendigo
que no se deja ver del viejo amigo;

Como el que ve partir grandes navíos
como rumbo hacia imposibles y ansiados continentes;
como el perro que apaga sus amorosos brios
cuando hay un perro grande que le enseña los dientes;

Como el marino que renuncia al puerto
y el buque errante que renuncia al faro
y como el ciego junto al libro abierto
y el niño pobre ante el juguete caro.

He renunciado a ti, como renuncia el loco a la palabra que su boca pronuncia;
como esos granujillas otoñales,
con los ojos estáticos y las manos vacías,
que empañan su renuncia, soplando los cristales en los escaparates de las confiterías...

He renunciado a ti, y a cada instante
renunciamos un poco de lo que antes quisimos
y al final, !cuantas veces el anhelo menguante
pide un pedazo de lo que antes fuimos!

Yo voy hacia mi propio nivel. Ya estoy tranquilo.
Cuando renuncie a todo, seré mi propio dueño;
desbaratando encajes regresaré hasta el hilo.
La renuncia es el viaje de regreso del sueño...

Lee todo en: LA RENUNCIA - Poemas de Andrés Eloy Blanco http://www.poemas-del-alma.com/andres-eloy-blanco-la-renuncia.htm#ixzz2Wgwa8Pqu