Monseñor
Mariano Parra
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MARIANO
JOSÉ PARRA SANDOVAL
OBISPO
DE CIUDAD GUAYANA
A los Sacerdotes, Religiosos y Religiosas,
Diáconos Permanentes, Seminaristas, Catequistas, Comunidades Cristianas
Parroquiales, todos los fieles católicos de esta Iglesia Particular y a todas
las personas de buena voluntad.
Salud y bendición al inicio de este nuevo año
2016. Que el Señor, que nació pobre, excluido y débil en un portal de Belén.
nos bendiga y nos acompañe en este Nuevo Año en el cual el Papa Francisco nos
convoca a la celebración del Año Santo de la Misericordia.
Con esta carta pastoral quiero invitarlos a
todos a reflexionar sobre lo que esta celebración significa para cada uno de
nosotros a fin de comprometernos de lleno en vivir la misericordia en nuestra
Iglesia Diocesana. Y para eso es necesario que volvamos nuestra mirada a la
realidad que vivimos en nuestro país.
Triste y agobiante realidad
"Al ver a la
muchedumbre, Cristo sintió compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos
como ovejas que no tienen pastor" (Mateo 9,36)
1.-“Vejados y abatidos”. Difícilmente se pueden
encontrar otros calificativos que definan mejor la situación actual de las
familias venezolanas: Vejación o humillación es lo que experimentan las madres
que tienen que hacer colas interminables para conseguir algo de alimento para
sus hijos. Colas en las que se induce al enfrentamiento del pueblo contra el
pueblo. Vejación es lo que sufren los trabajadores de nuestra tierra cuando a
cambio de largas jornadas de sudor reciben un salario que no les garantiza una
vida digna. Al día de hoy, hacen falta más de siete salarios mínimos para que
una familia tipo se pueda sostener dignamente.
2.-Vejación es lo que vivimos todos los
venezolanos cuando vemos el progresivo deterioro de los hospitales, el calvario
que supone conseguir cualquier medicina, el colapso de casi todos los servicios
públicos; es la educación deficiente que se imparte en nuestras escuelas y
liceos. Una gran mayoría de estas instalaciones se encuentran en una deplorable
ruina, con muchas deficiencias pedagógicas y sin materiales.
3.-Vejación es el abatimiento que se ha
adueñado de nuestro pueblo porque los padres no saben si sus hijos regresarán a
casa o caerán asesinados en cualquier esquina. Venezuela se ha convertido en
los últimos años en el segundo país más violento del mundo. Vejación es la
esclavitud infantil, que afecta a varias decenas de miles de niños venezolanos
que no pueden estudiar pues deben dedicarse a trabajos forzados. A ella hay que
sumar otras esclavitudes modernas, como la trata de mujeres. Vejaciones son las
múltiples violaciones a los derechos
humanos, como son las represiones contra las manifestaciones pacíficas o la
existencia de presos políticos y las represalias contra personas e
instituciones disidentes.
4.-Todo esto ha llevado a una descomposición
social nunca vista en nuestro pueblo, que tiene su rostro más evidente en la
corrupción que lo impregna todo: desde las más altas esferas del poder hasta
las relaciones cotidianas están signadas por este pecado social. Algunos
expertos hablan ya de que Venezuela se parece cada día más a un "Estado
fallido" en el que las instituciones democráticas lejos de cumplir su
función, amparan a la misma corrupción que imponen por la ley de la violencia y
el amedrentamiento.
5.-Nosotros, como Iglesia, no podemos silenciar
tanto dolor, tanto abatimiento porque son muchos los que nos miran esperando
una palabra de aliento y compasión.
.
6.-San Juan Pablo II hablaba de una cultura de
muerte, caracterizada por una verdadera guerra de los poderosos contra los
débiles. Francisco añade que se trata de una cultura del descarte en la que se
elimina a los que no son útiles según la mentalidad materialista que hoy
predomina en el mundo, incluida Venezuela.
7.-Sin embargo, Jesucristo eligió a los más
pequeños y pobres para ser los depositarios de su Buena Nueva (Lc.4, 18 ss.) y
convertirlos en sacramento de su presencia (Mt 25, 31-46) y jueces de nuestras
vidas personales y colectivas. Ellos son el verdadero tesoro de la Iglesia y el
camino para llegar a Dios.
No habrá solución
mientras no ataquemos las verdaderas causas del problema
8.-En repetidas ocasiones la Iglesia, siguiendo
la Verdad Revelada, nos indica que no debemos quedarnos sólo con los hechos o
manifestaciones del mal, sino que hay que conocer sus causas para luchar contra
ellas. La Conferencia Episcopal Venezolana, desde hace años, nos ha aportado
mucha luz en el análisis de las causas de los problemas de nuestro pueblo.
Teniendo en cuenta esto y lo que vamos descubriendo con nuestras propias
comunidades cristianas, nos damos cuenta de que entre las principales causas de
estos males están las siguientes:
9.-Una crisis
moral, cultural y espiritual. Los venezolanos hemos ido optando por formas
de vida personal y colectiva cada vez más alejadas de la ley natural y del
Evangelio de Jesús. Y toda opción tiene sus consecuencias. Hemos elegido vivir
de acuerdo a patrones materialistas, hedonistas e individualistas; nos hemos
dejado seducir por la mal llamada viveza criolla o corrupción, el facilismo, la
violencia, el consumo de alcohol y de drogas, la destrucción y
ausencia-negación de la familia. Las últimas generaciones de venezolanos tienen
introyectadas estas pautas de comportamiento, lo cual supone que el corazón de
nuestra sociedad está gravemente enfermo.
10.- El problema económico que vivimos no viene
por la caída abrupta de los precios del petróleo -lo cual sólo ha acelerado la
descomposición- sino por la incapacidad manifiesta en la gerencia de los
asuntos públicos y la corrupción que permea toda nuestra sociedad.
11.-Como venezolanos, y máxime como cristianos,
tenemos que enfrentar nuestros males seculares. Desde principios del siglo XX,
Venezuela siguió un modelo de desarrollo basado en la renta petrolera y en el
desprestigio de la cultura del trabajo y la honradez. Tampoco hicimos nada por
cambiar una estructura social terriblemente injusta, donde una minoría podía
tener un tren de vida absolutamente escandaloso despilfarrando los bienes
patrios, mientras la mayoría tenía que trabajar para ellos en medio de la
miseria y la humillación. Esto fue el caldo de cultivo para el populismo. Sin
cambiar estos males atávicos saldremos de un problema y nos meteremos en otro.
12.-De esto se deduce que el objetivo es construir
un futuro inmediato distinto también al pasado. La solución la tenemos entre
todos, sin volver a confiar en mesianismos políticos. Para lo cual hay que
aprender tanto de lo que de Solidaridad hay en nuestra historia, como también de otras experiencias de pueblos que
han luchado pacíficamente para vencer la explotación y construir Justicia. Pero,
el centro de la nueva estructura social y política tienen que ser los más
pobres, los que llevan el peso de esta y de todas las crisis. Cada medida, cada
paso, cada decisión que se tome tiene que estar condicionada por esta premisa.
13.-Entre este conjunto de causas de nuestros
males, hay una que nos afecta como Iglesia de Jesús. Tenemos que ser
autocríticos: ¿qué hemos hecho los católicos en las últimas décadas? Creo que
no lo suficiente para provocar un cambio sustancial de la sociedad, tal y como
nos demandan la multitud de pobres que se sienten como ovejas sin pastor. Sobre
todo porque en Venezuela no hemos formado un laicado adulto y organizado que
cumpla con su misión específica que es transformar las realidades temporales,
tal y como indica el Vaticano II y todo el Magisterio posterior. Seguimos
teniendo comunidades hiperclericalizadas, centradas en temas intraeclesiales,
que no responden a la tarea que el Papa Francisco ha pedido a la Iglesia. El
laicado venezolano ha sido formado para ser un auxiliar del clero y esto no es
lo que enseña el Evangelio ni la Iglesia.
Tiempo de Gracia,
tiempo de Misericordia
14.-"Por lo demás, sabemos que en todas
las cosas interviene Dios para bien de los que le aman" (Romanos 8, 28).
Esta verdad revelada no es una invitación a la desidia o a la pasividad. Con
ella, el Espíritu Santo nos está diciendo que en todo debemos descubrir la
presencia amorosa de Papá Dios y un llamado específico. Esta hora aciaga para
nuestro pueblo también es tiempo de Gracia, es oportunidad para construir un
futuro distinto y en Comunión, es interpelación al compromiso activo del
laicado venezolano.
15.-No somos "profetas de desgracias"
sino anunciadores del nuevo amanecer. Animados por el Papa Francisco que ha
convocado el "Jubileo extraordinario de la Misericordia" y siguiendo
algunas de las indicaciones de su Bula "Misericordiae Vultus",
considero que debemos llamar no sólo a los católicos, sino a toda persona de
buena voluntad, más allá de la ideología o religión que tenga, para unirnos en
un conjunto de acciones básicas que proponemos para la renovación de Venezuela
y Guayana:
16.- “Jesucristo es el rostro de la
misericordia del Padre” nos dice el Papa Francisco. Desde el comienzo de la
historia de la salvación Dios se nos presenta como “compasivo y misericordioso,
lento a la ira, y pródigo en amor y fidelidad” (Ex. 34,6). Y en medio de este
panorama no muy halagador, se convierte el Señor en “fuente de alegría, de
serenidad y de paz”. Y en medio de estas circunstancias tan dolorosa de nuestro
pueblo, la Iglesia “Esposa de Cristo prefiere usar la medicina de la
misericordia y no empuñar las armas de la severidad”. (San Juan XXIII.-
Discurso de Apertura del Conc. Vat. II) El bálsamo de la misericordia debe
llegar a todos, creyentes y lejanos, “como signo del Reino de Dios que está ya
presente en medio de nosotros” (MV 5). La misericordia no es algo abstracto
sino una realidad concreta con la cual Dios Padre “revela su amor, que es como
el de un padre o una madre que se conmueven en lo más profundo de sus entrañas
por el propio hijo”. Por lo tanto, la misericordia debe convertirse “en el criterio para saber quiénes son
realmente sus verdaderos hijos” (MV 9).
17.- Quizás alguno
puede pensar que en estos momentos es más importante trabajar por la justicia y
que no es el momento para la misericordia. El Papa Francisco nos dice al
respecto: “No será inútil en este contexto recordar la relación existente entre justicia y misericordia. No son dos
momentos contrastantes entre sí, sino dos dimensiones de una única realidad que
se desarrolla progresivamente hasta alcanzar su ápice en la plenitud del amor… Ante la visión de una justicia como mera observancia de la
ley que juzga, dividiendo las personas en justos y pecadores, Jesús se inclina
a mostrar el gran don de la misericordia que busca a los pecadores para
ofrecerles el perdón y la salvación.”(MV 20) “La misericordia no es contraria a la justicia sino que
expresa el comportamiento de Dios hacia el pecador, ofreciéndole una ulterior
posibilidad para examinarse, convertirse y creer.” (MV 21)
Nuestro Compromiso
18.- Ante todo
esto los invito en este año Santo de la Misericordia a concretizar esta
realidad de nuestra fe en los siguientes puntos:
19.-Conversión
personal y comunitaria. Proponemos que todos los creyentes intensifiquemos
nuestra súplica a Dios por la renovación de nuestras vidas y de nuestro pueblo.
Pidamos un cambio sustancial, que llegue
al abandono de todo lo que ofende al Señor. “Para ser capaces de
misericordia, entonces, debemos en primer lugar colocarnos a la escucha de la
Palabra de Dios. Esto significa recuperar el valor del silencio para meditar la
Palabra que se nos dirige. De este modo es posible contemplar la misericordia
de Dios y asumirla como propio estilo de vida.” (MV 13)
20.- Aquí quisiera proponerles las palabras del
Papa Francisco a fin de que sean reflexionadas individual y comunitariamente: “Mi
invitación a la conversión se dirige con mayor insistencia a aquellas personas
que se encuentran lejanas de la gracia de Dios debido a su conducta de vida…
Por vuestro bien, os pido cambiar de vida. Os lo pido en el nombre del Hijo de
Dios que si bien combate el pecado nunca rechaza a ningún pecador. No caigáis
en la terrible trampa de pensar que la vida depende del dinero y que ante él
todo el resto se vuelve carente de valor y dignidad. Es solo una ilusión. No
llevamos el dinero con nosotros al más allá. El dinero no nos da la verdadera
felicidad.” (MV 19)
21.- “La misma llamada llegue también a todas
las personas promotoras o cómplices de corrupción. Esta llaga putrefacta de la
sociedad es un grave pecado que grita hacia el cielo pues mina desde sus
fundamentos la vida personal y social.” (MV 19)
22.-Poner
en el centro de la vida personal, familiar y social a las víctimas que hemos
generado: los desempleados y los explotados, los niños esclavos (mal
llamados trabajadores), las familias a las que les han asesinado un familiar,
las madres que hacen colas, los jóvenes atrapados en cualquier tipo de
dependencia...A nivel familiar, comunitario y político, toda decisión que se
tome debiera estar encabezada por esta pregunta: ¿esto sirve a los pobres o se
sirve de los pobres? Y obrar en consecuencia.
23.- Francisco nos dice: “En este Jubileo la
Iglesia será llamada a curar aún más estas heridas, a aliviarlas con el óleo de
la consolación, a vendarlas con la misericordia y a curarlas con la solidaridad
y la debida atención. No caigamos en la indiferencia que humilla, en la
habitualidad que anestesia el ánimo e impide descubrir la novedad, en el
cinismo que destruye. Abramos nuestros ojos para mirar las miserias del mundo,
las heridas de tantos hermanos y hermanas privados de la dignidad, y sintámonos
provocados a escuchar su grito de auxilio. Nuestras manos estrechen sus manos,
y acerquémoslos a nosotros para que sientan el calor de nuestra presencia, de
nuestra amistad y de la fraternidad. Que su grito se vuelva el nuestro y juntos
podamos romper la barrera de la indiferencia que suele reinar campante para
esconder la hipocresía y el egoísmo.”(MV 15)
24.- Pido a todos los párrocos creen la Caritas
Parroquial y que éstas organicen bancos de ropa, comida, medicinas y útiles
escolares; que promuevan la colaboración con la Fundación "Me Diste de
Comer" que atiende varios comedores populares en nuestra región, el Asilo
de Ancianos y enfermos de SIDA que llevan las Hermanas Misioneras de la Caridad
de Teresa de Calcuta, la Casa Hogar “Miguel Magone” y la Casa Hogar “Madre
Emilia”.
25.- Los invito a dar prioridad a la lucha contra la violencia y sus causas, para lo
cual hay que generar una cultura de apoyo a estas víctimas, a la vez que
denunciar a los responsables políticos, judiciales y policiales que no hacen
nada positivo para acabar con esta lacra. La violencia nos deshumaniza. Solo
aporta a nuestra existencia angustias aterradoras.
26.-Les pido colaborar y apoyar el trabajo de
la Fundación por la Dignidad Sagrada de la Persona, formada sobre todo por
familiares de víctimas de la violencia. Asistamos a sus actos de denuncia y
arropemos con nuestra fraternidad a los huérfanos y viudas. Promovamos también
toda campaña que vaya en contra de la violencia como la Campaña de "No a
la impunidad".
27.-Debemos trabajar por la Defensa de los Derechos Humanos, que
siguen siendo pisoteados hoy como lo fueron en el pasado. Denunciemos la
dilatación de los juicios, la corrupción policial y judicial, la existencia de
presos políticos y sindicales...Como Iglesia ofrecemos a todos los guayacitanos
los servicios de la Vicaría de Derechos Humanos "Humana Dignitas" que
pido se fortalezca con nuevos programas en este Año Santo.
28.-Los exhorto a Cultivar la formación de un laicado adulto y organizado que se
capacite para vivir su vocación propia que es "la índole secular"
(ChL 15) y no el ser monaguillo del sacerdote; de este modo, serán
protagonistas de los cambios necesarios para el bien común y no simples
espectadores que se dejan llevar por unos u otros. Le pido a la Escuela de
Teología “Agnus Dei” que proyecte la creación de una Escuela de Doctrina Social
de la Iglesia diocesana a partir de enero de 2016, como herramienta fundamental
para esa transformación.
29.-Luchemos
contra la corrupción que invade todos los estratos y ámbitos de la
sociedad. Debemos crear una cultura de tolerancia cero contra este mal endémico
de nuestro pueblo que se ha agravado como nunca en estos últimos años. Me
parece importante invitar a todos los guayacitanos a denunciar cualquier tipo
de corrupción y romper el silencio en el que se amparan los corruptos.
Recordemos las palabras del Papa Francisco: “La corrupción impide mirar el
futuro con esperanza porque con su prepotencia y avidez destruye los proyectos
de los débiles y oprime a los más pobres. Es un mal que se anida en gestos
cotidianos para expandirse luego en escándalos públicos. La corrupción es una
obstinación en el pecado, que pretende sustituir a Dios con la ilusión del
dinero como forma de poder.” (MV 19)
30.-Promovamos
los cambios sociales y políticos a través de la organización de los
venezolanos; puede ser en grupos vecinales, culturales, apostólicos o
políticos. Lo importante es que nadie se quede aislado. Una sociedad articulada
a través del asociacionismo activo es la única salida al totalitarismo del
Estado y del Mercado. Invito a todos nuestros fieles y a las personas de buena
voluntad a que se organicen en grupos donde se dialoguen estos problemas y se
planteen acciones solidarias.
31.-Considero que hay que exigirle al Gobierno de la Nación un cambio sustancial en su desempeño.
Tiene que escuchar el clamor de nuestro pueblo y no puede seguir buscando
enemigos externos para justificar los problemas que sufrimos. No podemos
aceptar que el Gobierno vaya a gastar millones de dólares en la compra de
aviones de guerra, mientras hay tantas necesidades vitales en nuestro pueblo y,
especialmente, en nuestros hermanos más empobrecidos.
32.- Pido a la Pastoral Social que a través de
sus programas de la Pastoral Carcelaria y Pastoral de la Salud implementen
acciones que permitan vivir las obras de misericordia con nuestros hermanos
enfermos y privados de libertad.
33.-No son tiempos para la improvisación ni
para la desesperación. Son tiempos de Gracia, de oportunidad para construir la
Venezuela que el Señor, la Historia y los empobrecidos nos están demandando. Les
llamo, les urjo, a que en oración sincera y humilde nos organicemos para luchar
contra la cultura del descarte, que tiene raíces culturales, políticas y
económicas, que debemos estudiar y desenmascarar. De este análisis, guiado por
la Doctrina Social de la Iglesia, nacerán acciones concretas, siempre
pacíficas.
Conclusión
34.- Finalmente les comunico los sitios donde
se podrá ganar las indulgencias en este Año Santo de la Misericordia: la Pro
Catedral Nra. Sra. de Fátima, La Parroquia San Buenaventura, la Parroquia San
Antonio de Padua de Upata, la Parroquia Nra. Sra. del Rosario de Guasipati y la
Cuasi Parroquia Jesús de la Divina Misericordia de las Amazonas. De modo
excepcional también se ganarán indulgencias en la Capilla del Monasterio Nra.
Sra. de Guadalupe de las Hermanas Brígidas de clausura.
35.- Agradezco a mis hermanos sacerdotes que
expliquen lo que significan las indulgencias y cómo ganarlas de acuerdo a lo
que el Santo Padre nos indica en su Bula Convocatoria “Misericordiae Vultus”
36.- Pido para todos nosotros la bendición de
nuestra patrona la Inmaculada Concepción del Caroní, Testigo y Animadora de
nuestra fe y Madre de la Misericordia. Junto con ella nos esforzaremos por
vivir con entusiasmo, valor y coraje este Año Santo de la Misericordia a fin de
ir creciendo en la madurez de nuestra fe como es propio de un pueblo llamado a
la santidad y así “podamos redescubrir la alegría de la ternura de Dios”.
Los bendigo de todo corazón con afecto
paternal.
En Ciudad Guayana, a los 03 días del mes de Enero
de 2016, Segundo Domingo después de Navidad.