Ordenación Presbiteral, Miles E. Useche JG
Al recordar la Ordenación sacerdotal del 24 de mayo 2008, quiero seguir expresando mi gratitud a las personas que asistieron ese caluroso día, a esa hora tan crucial (3 PM), hora de la misericordia de Dios, por a pesar de la adversidad estar alli y demostrar su amor, por el sacerdocio y por la Iglesia Católica. Seguir expresando mis complacensias a los catequistas, Cursillistas y Encuentristas que se hicieron presente. Colocar las palabras que pronuncie para que sean mi oración permanente por todo lo que es la llamada (vocación).
Esta tarde se cumple el adagio que dice: “el que persevera vence”. Así que pienso, y estoy convencido, de que la adversidad no es más que la mejor oportunidad de vencer y demostrar la capacidad del ser humano de ser mejor. Por todo esto llegamos al momento de dar gracias a Dios, por la vida, por la familia y por las amistades que se tiene.
Mi vida, la cual está llena de recuerdos y de historias sin fin, que logro revivirlas por el acto placentero de traerlas de la memoria. Desde ese privilegiado lugar de mi vida, en donde están todos ustedes, los que vinieron esta tarde y de muchos más que estando ausentes, siempre recuerdo y aprecio. Por todos los hechos y personas que en mi vida, Dios se ha hecho presente en numerosos encuentros. Entonces puedo “Cantar eternamente las misericordias del Señor”.
Gracias Padre Dios por encontrarme y amarme en mi vida.
Quiero hacer un especial reconocimiento a mi familia, especialmente mis padres, son mi mayor satisfacción, porque me han traído y me mantienen en este maravilloso mundo. Las 3 hermanas, los preciosos sobrinos con Michelle y Emil a la cabeza, mi más rico tesoro. A todos ustedes, mi mayor expresión de agradecimiento.
Delante de mi Obispo debo reconocer la satisfacción, y la acción de gracias por su cercanía y amistad, por saber llevar los procesos, reconociendo que no somos dueños del tiempo, sino que vivimos en el, y Dios tiene la última palabra. Usted me recibió en la diócesis y me ha ordenado para el servicio del Pueblo de Dios. Gracias monseñor, cuente conmigo.
Hace tres años, en la ordenación diaconal, recordé especialmente a mi casa de estudios, la de siempre, la UNEG, a la que debo muchas satisfacciones, porque en su sede Upata, aprendí a reconocer el hecho de la llamada. Gracias profesores y compañeros de estudios, algunos presentes esta tarde. Gracias a todos.
En esa época tan maravillosa, en Upata, estaba presente un personaje que de tal genio y talante de servicio misionero, supo expresarme, auténticamente, cómo debía ser el sacerdote diocesano. Hoy él ya está en la casa del Padre, doy gracias a Dios por el que siempre será recordado párroco de Upata, Vicente Bernat.
Siempre estará presente en mi vida dos instituciones formativas que me acogieron, el Centro de Estudios Mosén Sol, en Caracas, y la Hermandad de Sacerdotes Operarios, que siendo don de Dios a la humanidad, está en la Iglesia, con su carisma al servicio de las vocaciones, gracias a todos ustedes. Especialmente a nuestro actual párroco de San Buenaventura, padre Matías Camuñas, quién no sólo anima a las comunidades, sino que ofrece su vida a la misión. También a don Ángel Pérez, quién a pesar de la distancia, sigue siendo tan cercano. Gracias Matías y don Ángel.
Luego de recorrer mis primeros años de seminario en Caracas, tuve el placer de estudiar en el Seminario Mayor Jesús Buen Pastor, donde además de culminar estudios, me ayudó a centrarme en el camino del discípulo y misionero de Jesucristo. Agradezco a todos los profesores y estudiantes, especialmente al padre Carlos Merayo, su rector.
No puedo dejar pasar estas letras si no vuelvo a reconocer las comunidades parroquiales de San Buenaventura, La Inmaculada, Virgen del Valle y Corpus Christi. Agradecerles por todo, y por seguir conmigo, siempre. Gracias.
Mi recordado Colegio Fátima, las hermanas y los compañeros de clases. Gracias. Igualmente ahora al Centro de Capacitación Psicológica de Guayana, mil gracias.
Al finalizar estas palabras quiero hacer presente, a mis panas de la FUNDACIÓN PROVALOR, Darwin y Pascal, mis hermanos, los que soñamos por una sociedad más fraterna, donde sea posible encontrar, los valores humanos justos, para que nos brinden la oportunidad de ser mejores personas. Seguiremos impulsando con lo mejor de nosotros a las instituciones, rescatando los valores que hacen falta a la sociedad. A ustedes y sus familias, gracias.
Nos vamos con la satisfacción de hacer que la Obra de Dios sea extendida por todo el Mundo,
Alabado sea Jesucristo.
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