
Semana por la Vida 2012
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Si quieres la Paz
defiende la Vida
VALOR DE LA VIDA
El respeto al derecho por la vida, es una verdad que debe ser anunciada, promovida y defendida en la sociedad actual, para que se tome consciencia que "el ser humano debe ser respetado y tratado como persona desde el instante de su concepción y, por eso, a partir de ese mismo momento se le deben reconocer los derechos de la persona, principalmente el derecho inviolable de todo ser humano inocente a la vida" (Evangelium Vitae 60)
RECONCILACIÒN
V/S VIOLENCIA
Para Construir la paz hay que reconocer el valor y la importancia de la dignidad de la persona humana, la cual es agredida hoy día por la violencia existente en la sociedad y en la cual nos vemos involucrados aunque no queramos. Ante esta realidad la Iglesia católica nos invita a trabajar por la reconciliación, el diálogo, la serenidad, la tolerancia, la paz y la moderación. (Ver. Exhortación Episcopal "Tiempo de diálogo para construir juntos" 13 de enero de 2007.
LA FAMILIA, GENERADORA DE VIDA
La familia es el lugar privilegiado donde se acoge y
da la plenitud de la vida a cada persona. No solo da
la vida física, sino que se abre a la promesa y la
alegría para que cada individuo crezca y se
desarrolle como persona y aporte a la sociedad.
La familia es capaz de preservar y defender la
vida, la historia de cada individuo, las tradiciones
familiares, la fe en la vida y la esperanza de forjar
un mundo mejor.
La familia es generadora de vida cuando pone en
práctica los dones recibidos, cuando mantiene el
ritmo de la vida cotidiana entre el trabajo, la fiesta
y el descanso, entre el afecto y el amor, entre el
compromiso y la generosidad, cuando supera los
conflictos y viven en el perdón, cuando ataca el
problema y no la persona, cuando transmite los
valores humanos y cristianos… Este es el regalo
que recibe la familia al ser generadora de vida.
Recordemos que la vida es un don precioso que
Dios nos ha dado, por lo tanto es sagrada e
inviolable. Nadie, en ninguna circunstancia, puede
atribuirse el derecho de matar a un ser humano.
Por ello, todo atentado contra la vida de una
persona constituye una grave ofensa a Dios y a la
dignidad de cada individuo. (Cfr. Evangelio de la
Vida N. 53)
A la familia se le ha confiado el don de la vida. Es
decir, Dios ha creado al hombre y a la mujer a su
imagen y semejanza por amor y los ha llamado al
mismo tiempo a AMAR. Creándoles a su imagen y
conservándolos, ha inscrito en cada uno de ellos: la
vocación, la capacidad y la responsabilidad, del
amor y de la comunión. Por lo tanto, el amor es, la
vocación fundamental e innata de todo ser
humano. Por eso, Dios, creando al varón y a la
mujer iguales en dignidad, pero diferentes
sexualmente, ha querido que el hombre y la mujer
al unirse por el amor y formar una sola carne a
través de la donación conyugal (cfr. Génesis 1,27 -
28) sean generadores de vida y de amor para cada
hijo e hija.
Por ello, la vida humana ha de respetarse desde el
primer instante de su aparición en el seno materno.
Cuando se pretende atentar contra la vida naciente,
el aborto se convierte en un asesinato contra un ser
humano inocente y deja graves secuelas que marcan
la vida de la mujer, del hombre y de la familia,
víctimas de la pérdida de un hijo provocado por un
aborto. Por eso, al ser la vida un regalo de Dios, dado
a los hombres, hay que amarla, respetarla,
protegerla, enriquecerla cada día, haciendo el bien y
sembrando los valores de la cultura de la vida en
nuestro alrededor: familia, escuela y comunidad.
Así como la vida se ha de respetar desde sus
comienzos, también se le debe reconocer su
dignidad en cada etapa y momento de la vida, en
especial en sus momentos difíciles o finales. La
eutanasia, aplicada a los enfermos o ancianos, es
una salida falsa ante el sufrimiento. La violencia, los
robos y los ajustes de cuentas donde se les quita la
vida a las personas, es un atentado grave a la
dignidad de la persona. Si la vida es un don, nadie
nos la puede arrebatar.
Por eso, la familia es el primer lugar de vida que
encuentra la persona al venir a este mundo y su
experiencia en ella es decisiva para siempre. Por tal
motivo es importante cuidar y proteger a la familia
para que pueda cumplir con su misión específica que
le es confiada al ser una comunidad de vida y amor
conformada por personas: hombre – mujer
(esposos), padres e hijos y parientes donde están
llamados a promover, acoger y defender la vida,
donde la dignidad de cada individuo sea respetada y
valorada, donde no falte la vivienda, la alimentación,
la salud, el empleo, el estudio, la seguridad, etc.
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