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19 diciembre 2012

Querida Familia:

Navidad es un tiempo de alegría, de paz y de familia. Celebramos la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo, Hijo de Dios, El Salvador. Es un acontecimiento espiritual transformador y liberador. Acontecimiento, porque vuelve a nacer en nuestro pesebre realmente, porque Jesús el Hijo de María, se hace uno de nosotros, para bendecir la humanidad. Eso nos quiere invitar a transformar nuestras vidas a su imagen. Nos damos cuenta como por ejemplo, ante los problemas, el venezolano saca lo mejor de sí para ayudar al que sufre. Es un Acontecimiento liberador, del pecado de la muerte y de las injusticias.

Pensemos que viene Santa Teresa de Ávila y nos  dice: "Alabado sea Jesús. He venido para ayudarte a entender que cada momento presente es único en gracias, cruces y oportunidades. Cada momento presente ofrece la victoria sobre el amor propio, o la derrota a manos de demasiado amor propio. Todo momento presente es sellado para siempre, para nunca volver, para nunca volverse a vivir, para nunca ofrecer la misma serie de oportunidades, para nunca traer las mismas gracias en las mismas circunstancias."

“He estado observándote mirar tu pino de Navidad y la manera en que las luces se reflejan en los adornos brillantes.  Jesús quisiera que reflexiones sobre el alma y las maneras en que se debe reflejar la luz del Amor Divino en el mundo.  Mientras más lados tengan los adornos, las luces se pueden reflejar en ellos de más maneras.”

“Pero así también es con el alma.  El Amor Divino debe brillar en todos los aspectos de la vida de la persona.  Mientras el alma refleje más la luz del Amor de Dios, más cerca está de Dios, la Luz Eterna del Amor.”
 

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