Vistas de página en total

29 diciembre 2011

Cantico de Simeón


"Ahora... puedes dejar a tu siervo irse en paz"

La misa de hoy recuerda ese encuentro tan oportuno entre Simeón y la Sagrada Familia. El cántico de la vida y de la acción de gracias se conjuga en las palabras de Simeón, que lleno del Espíritu de Dios, lanza esa alabanza.

El cristiano no teme al futuro, el cual es cierto y seguro en las manos de Dios, fuera de Él no habrá salvación. No creemos en el destino, no hay adivinadores que puedan salvarnos, charlatanes de la historia, manipuladores de la sublime Gracia, que Dios nos provee siempre, sobre todo en “Jesucristo a Diario”, en los sacramentos, sobretodo en la Eucaristía.

La muerte no es el final, como lo comprendió Simeón, aunque supuso una larga espera ver la promesa de Dios, pero cumplida, porque Dios siempre cumple sus promesas, el es Fiel. Pero no te has preguntado ¿qué no cumple Dios?, ¿te ha fallado alguna vez?

Las respuestas están en la vida ordinaria, donde se desarrolla la oportunidad de Dios para que seas santo. Si crees en el destino, tendrás un futuro no planificado, sino movilizado por los demás. Si crees en Dios, crees en su providencia maravillosa, en que se cumplirá el deseo de Él en ti y en tu entorno. Allí descubres que no falla que si cumple. Por eso la providencia es es una oportunidad, es capacidad creativa. No creas que el pasado te marcó y ya no puedes hacer nada. Es posible la sanación, el pasado puede ser cambiado por la fe. Tampoco debes temer al futuro, no saber que pasará. Si crees en los dones de los que adivinan te adentras en el delgado hielo del lago en el invierno y resbalándote, puedes sumergirte y perderte en lugares muy inciertos. Pero si crees en las promesas de Dios, descubres que Èl no falla, y nunca. Que siempre te acompaña, que si cumple y siempre.

En el caso del concepto de la “Providencia Divina”, siempre estaremos en su camino, cumpliendo su voluntad, si lo buscamos a Él y no otras supuestas “alternativas”, Sólo si lo amamos a Él, visitándolo en la Iglesia donde se reserva en el Sagrario. Si lo visitamos en el hermano sólo y triste, si lo asistimos en el necesitado, si lo acompañamos en una acción solidaria y cristiana.

Recordemos a San Cipriano (hacia 200-258), obispo de Cartago y mártir de la Iglesia que escribió “Sobre la muerte, 2-3”, nos escribe:

«El Reino de Dios está cerca» (Lc 21,31). El Reino de Dios, muy queridos hermanos, ya desde ahora está cerca. Junto con el fin del mundo se anuncia ya la recompensa de la vida, el gozo de la salvación eterna, la seguridad sin fin y el gozo del paraíso que antiguamente habíamos perdido. Y las realidades del cielo suceden a las realidades humanas, las grandes a las pequeñas, las eternas a las temporales. ¿Hay de qué inquietarse, razones para temer el futuro?...

En efecto, está escrito "el justo vivirá por su fe". Si sois justos, si vivís de la fe, si creéis verdaderamente en Jesucristo, ¿por qué no os alegráis de estar llamados a ir al encuentro de Cristo..., puesto que creéis firmemente en la promesa de Dios y estáis destinados a estar con Cristo? Tomad como ejemplo a Simeón, el justo: ha sido verdaderamente justo y ha cumplido los mandamientos de Dios. Una inspiración divina le había enseñado que no moriría sin antes ver a Cristo, de tal manera que cuando Cristo niño fue al Templo con su madre, Simeón iluminado por el Espíritu Santo, vio claro que había nacido el Salvador, tal como se le había predicho; y en tal situación comprendió que su muerte era inminente.

Gozoso ante esta perspectiva y seguro desde entonces de ser llamado por Dios para estar con Él, tomó al niño en sus brazos y, bendiciendo al Señor, exclamó: "Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz, porque mis ojos han visto a tu Salvador". Entonces experimentó y dio testimonio de que la paz de Dios es para sus siervos, que éstos gozan de las dulzuras de la quietud y la libertad cuando, alejados de los tormentos mundanos, adquieren el refugio y la seguridad eternas... Es solamente entonces cuando el alma encuentra la verdadera paz, el descanso total, las seguridad duradera y perpetua.

1 comentario:

marymartha dijo...

Adelante, Padre Miles, con tus alentadoras palabras.